Amo desplegar mi arte y ver como una vida pasa del dolor a la felicidad…. O si ya estás disfrutando grados de felicidad… ver como tu vida pasa a una felicidad aún más plena.

Solo una aclaración en relación a la felicidad de la que hablo: la llamo felicidad indeterminada. No se origina en nada externo a nosotros;surge desde nuestro interior como nuestro estado natural de ser, nuestro derecho de nacimiento, que recuperamos concientementecuando quitamos el stress fisiológico que todos cargamos en el cuerpo.

Otra característica es que en este felicidad caben todas las emociones: tristeza, decepción, angustia, dolor; uno puede permanecer abierto en la dimensión emocional y eso es un enorme cambio.

Nací en Buenos Aires en 1962. // Junior en Escuela de Ecología Humana, en 1988. // Me recibí de Licenciado en Psicología en la UA JFKennedy en 1992. // Terminé mis estudios de Astrología en Casa XI en 1994. // Curso Básico y Sobre el morir y la muerte, ambos de la Foundation for Shamanic Studies, en 1994. // 1er y 2do nivel de Reiki, en 1994 y en 1996. // Seminario de Mindfulness del Dr. Jon Kabat-Zinn, en 2000. // Retiro de VIPASSANA (10 días), en 2017. // Próposito de Vida, Seminario de Respiración Bioflow, en 2017. // Guión de Nacimiento, Seminario de Respiración Bioflow, en 2017. // En busca del Niño Interior, Seminario de Respiración Bioflow, en 2018. // 1er Seminario Profesional, Inteligencia Emocional Bioflow, en 2018. // 2do Seminario Profesional, Inteligencia Emocional Bioflow, en 2019. // Seminario de Resignificación Emocional, Inteligencia Emocional Bioflow, en 2020. // 3er Seminario Profesional y Maestría, Inteligencia Emocional Bioflow, en 2023. // Viajes de conocimiento: Amazonas 1, en 1986. Amazonas 2, en 1996. Hopi, en 1996. Maya, en 1996. Huichol, en 1996. // Prácticas de Yoga y Meditación, 1991-2021. // Emprendimiento: Granomadre alimentos concientes, entre los años 2004-2015. //

Tengo 61 años (nací en 1962). Estudié Psicología en Universidad de Belgrano y luego en Kennedy. Empecé a los 18, y me recibí a los 30. En el medio mi primera vez en el Amazonas y una aventura que me desvió por un rato del estudio académico. Volví, pues sabía que debía terminar mi carrera, solo queme costaba un enfoque tan racional y mecanicista como el de la universidad en ese momento. Así que encontré algo que me ayudara a pasar “el mal trago”: astrología en Casa XI. Y a fue que me encontré con unamirada fundamental: la dimensión energética.

Me recibí de Licenciado en Psicología en 1992. Durante un año y poco trabajé con adicciones y con ancianidad, pero seguía buscando mi rumbo. En Julio de 1994 conocí un niño con cáncer. En ese momento ni siquiera sabía que un niño podía tener cáncer. Acompañé a este niño hasta su muerte, en diciembre de ese mismo año. Fue una experiencia transformadora en todos los sentidos y en todos los niveles. Entre muchas otras cosas implicó para mi el descubrimiento de una vocación, una primer faceta de mi daimón: acompañar a morir. Llevé a cabo esta tarea –“acompañamiento para un buen morir”- durante 4 años. Cada nuevo acompañamiento me confirmaba lo necesario de este trabajo para que la persona pudiese morir más consciente, más integra, más “liviana”, sin tantas situaciones pendientes o irresueltas. Y para que en su familia no quedase una herida irremontable.

Pero este trabajo también me mostró otra faceta de la muerte: la posibilidad de morir en vida a la identidad defensa que todos construimos ante los dolores que vivimos en nuestra infancia. Esa identidad coraza -identidad psicológica- nos separa de la verdadera vida, la vida que en realidad somos.

En 1998 comencé a atender a un adolescente con cáncer que supuso una nueva dirección en mi trabajo. Trabajé con él durante dos años. Él fue quien abrió otro ciclo de 4 años en el que las personas que atendía no estaban en una situación terminal sino promediando su enfermedad o incluso, algunas, a poco de haber recibido el diagnóstico (mientras tanto seguía acompañando a morir, y también trabajando con personas sin enfermedad). Fueron 4 años de gran aprendizaje acerca del proceso que sigue el cáncer, sus diferentes manifestaciones, todo aquello que se produce en la persona y en su entorno. También aprendizaje acerca de lo que hay que transformar para intentar superarlo.

Luego de 4 años –corría ya el año 2002- mi trabajo volvió a girar y además de acompañar a morir y de trabajar con personas con (y sin) cáncer, comencé a atender personas transitando su mayor dolor, podría decir “un dolor de muerte¨. Podía ser el fallecimiento de un ser querido, el fin de una pareja o la pérdida de un trabajo. 

El punto en común era que aquello que se había depositado en ese “objeto” ahora perdido, era de tal magnitud, que hacía que el dolor y la angustia fuesen tales que no podían ser procesados. Al menos no fácilmente. Como si la propia identidad dependiera de ese “objeto” externo, y al perderlo TODO perdía sentido. Durante esta etapa muchas veces me encontraba pensando en aquello que muchos investigadores señalaban en ese momento: que entre 3 y 5 años antes de la aparición de un cáncer la persona vive una pérdida traumática de la que no ha podido hacer el correspondiente duelo.

Pasados estos 12 años (1994/2006), aquellos que considero como mi formación en las temáticas del morir, del cáncer, y como terapeuta en general, le siguieron otros 12 en los que profundicé en mi tarea. Fueron años en los que continué buscando y ajustando tanto el modelo conceptual desde el cual abarcar este trabajo, como el circuito o proceso curativo para que las personas puedan acceder a su máximo potencial y a un estado de felicidad plena.

En 2017 encontré 2 técnicas que transformaron mi vida: Vipassana y Bioflow. La primera una técnica de meditación, para mi LA técnica, la gran gema. Y Bioflow, que decir de Bioflow….. si, tal vez puedo decir que es la herramienta curativa que siempre estuve buscando. Siempre tuve mucha afinidad para escuchar para “pescar” la situación traumática en el discurso de mis pacientes. Pero también siempre experimentaba una suerte de frustración o decepción cuando mostraba a mis pacientes la situación traumática a través de la palabra: se obtenía un efecto muy pobre comparado con lo que sabía que podía ser si esa situación pudiera “descargarse”, sacarse del cuerpo. Y Bioflow es exactamente eso: la posibilidad de sacar del cuerpo el stress fisiológico (el stress fisiológico es el residuo del trauma en el cuerpo). Y esto, sacar el stress fisiológico del cuerpo es absolutamente transformador. No está de más decir que todos, absolutamente todos, llevamos ese residuo de dolor en nosotros sin darnos cuenta; y no nos damos cuenta simplemente porque está naturalizado (y es compartido por todos, en la forma de una gran epidemia).

Estos 7 años, 2017-2024, fueron entonces la increíble y transformadoraaventura de sumergirme hasta lo más hondo de la dimensión emocional. En lo personal, la aventura de descargar memorias y más memorias del trauma severo que viví de niño (a esta altura de mi partido, habiendo descargado ya mucho, se que vine a vivir exactamente eso que viví; y que no sería quien soy sin haber vivido eso). Como terapeuta, me nutrí de profundizar en mi propio proceso,de ganar experiencia con cada sesión dada y de seguir con mi formación (en bioflow).

Hace unos meses sentí claramente el fin de esta etapa: había terminado para mi esta larga inmersión en las profundidades emocionales. Obviamente, siempre queda trabajo por realizar, pero el centro de gravedad pasa a estar en otro lugar.